La autopublicación cambió el escenario convirtiendo a los autores en un ente más dinámico. Cuando hablamos de esta modalidad pensamos en más control sobre nuestro libro, sobre nuestra obra. Sin embargo, esta nueva manera exige de un cambio de mentalidad por parte de los autores, los que ahora se ven precisados a asumir roles no pensados que van más allá de la simple creación literaria.
Para quienes nos autopublicamos, publicar no es suficiente de ahí que necesitamos entender cómo evitar los errores que, aunque parezcan pequeños, pueden sabotear el empeño puesto en tu obra.
Uno de los errores más frecuentes y devastadores que cometen los autores autopublicados es omitir la edición profesional. Para muchos resulta tentador pensar que la auto revisión es suficiente o que pedirle a un familiar que lea y opine sobre nuestro manuscrito es suficiente. Pero, no, lamentablemente, en la mayoría de los casos eso no basta. Y es que la edición de contenidos por parte de un profesional va mucho más allá de la rectificación ortotipográfica, se centra en un análisis mucho más profundo de la estructura, el ritmo, la coherencia narrativa y el estilo. El obviar el trabajo de un profesional redundará de manera negativa en la opinión que el lector se forje de nuestra obra. Y a los lectores no se les escapa nada.
Otro error común es no contratar los servicios de un profesional para el diseño de la portada o la maquetación interior del contenido. En el caso de la portada del libro, esta resulta la puerta de entrada a nuestro libro. Es esa primera impresión lo que hace que el lector se decida y compre o no el titulo que tiene en sus manos. Invertir en un buen diseño de portada no es opcional, es esencial.
Fijar el precio es otro asunto que los autores, a veces, no toman en cuenta. O bien fijan un precio desproporcionadamente alto o demasiado alto. Ni lo uno ni lo otro es bueno. Deberá haber un equilibrio y eso se consigue entiendo el mercado. Pregúntate, investiga: ¿Qué están cobrando otros autores en tu género? ¿Cómo se comparan la longitud y la complejidad de tu obra con otras similares?
Y otro error que se paga caro es adolecer de una estrategia de marketing. Al no contar con una estrategia definida no tendremos visibilidad y por consiguiente tampoco ventas. Crea tu página de autor en Amazon, si publicaste tu libro en KDP, crea también tu página de autor en Facebook, así como en otras plataformas que brindan esas posibilidades a los escritores. Si no puedes hacer un sitio web con WordPress al menos ten un blog con Blogger. La presencia por si solo en estas plataformas no lo es todo, pero al menos representara el comienzo de los que necesitas hacer para conseguir lectores que se traduzcan en ventas.La promoción no es algo que puedas dejar al azar. Involucra un enfoque activo, constante y bien planificado. Aquí es donde entran en juego las redes sociales, las campañas de marketing por correo electrónico, las colaboraciones con otros autores y los anuncios pagados en plataformas como Facebook o Amazon. Si no promocionas tu libro, es probable que nadie lo encuentre. La promoción es la clave para crear visibilidad, y sin visibilidad, incluso el mejor libro está condenado al anonimato.
Ahora, podrías preguntarte: ¿es realmente necesario hacer tanto esfuerzo más allá de la escritura? La respuesta es simple: sí, absolutamente. La autopublicación te da el control, pero con ello viene la responsabilidad de asumir múltiples roles: escritor, editor, diseñador, estratega de marketing. Cada decisión que tomes a lo largo del proceso afecta directamente el resultado final. Un libro no es solo el contenido que escribes, sino el paquete completo que presentas al mundo. Desde la primera palabra hasta la última promoción, todo influye en el éxito de tu proyecto.
Al final, la autopublicación es una oportunidad poderosa, pero no debe tomarse a la ligera. El éxito no ocurre por casualidad. Es el resultado de un esfuerzo consciente y calculado, y evitar los errores más comunes es el primer paso para asegurarte de que tu libro no solo sea leído, sino también apreciado. ¿Estás listo para asumir ese desafío?